España sorteará la recesión en el primer trimestre por el menor coste energético

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España encara 2023 con mejores cartas de las previstas. La tormenta que hace meses pronosticaban buena parte de los expertos se ha disuelto, y las fortalezas de la economía resisten ante los grandes desafíos previstos para este año y desde luego ante la recesión que no hace tanto anticipaban un buen puñado de informes. El gran cierre de 2022 tiene mucho que ver. El PIB creció por encima del 5%, según anticipó el pasado martes la vicepresidenta primera. “La cifra supera las previsiones más optimistas, muy por encima de la media europea”, dijo Nadia Calviño dijo Nadia Calviño, que también destacó el buen comportamiento del turismo. Según Exceltur, el PIB turístico en 2023 alcanzará los 168.453 millones de euros, un 7,1% más que en prepandemia.

Los cálculos de Funcas son más precisos. La entidad considera que la economía concluyó con un avance del 5,2%, siete décimas por encima de lo pronosticado hace dos meses, empujada por el viento de cola legado por la recta final de 2022. Para este año apuntan a un crecimiento del 1,3%. “La economía se ha comportado mejor de lo esperado en el último trimestre, gracias sobre todo a la bajada inesperada de los precios de los productos energéticos”, afirma María Jesús Fernández, economista senior en el Área de Coyuntura económica de la fundación.

El precio del gas alcanzó su máximo en agosto, cuando llegó a superar los 200 euros/Mwh. Desde entonces, la curva entró en un profundo letargo del que de momento sigue sin despertar. Ni el recrudecimiento de la guerra en Ucrania, ni las presiones de Rusia sobre el mercado energético, ni tampoco el invierno, han conseguido resucitar la volatilidad, desactivando el pánico a un efecto dominó sobre el resto de la actividad económica. “Las materias primas industriales también se han abaratado, mientras que los fletes marítimos se encuentran cerca de los niveles previos a 2020, y los cuellos de botella en las cadenas de suministro globales ya están cerca de resolverse”, apunta el informe de Funcas.

El entusiasmo en Moncloa es evidente. El FMI revisó al alza las previsiones para España el pasado jueves. El organismo calcula una progresión del 5,2% del PIB el pasado año, pero retoca una décima, hasta el 1,1% para el presente. Además, a pesar de los repetidos avisos del BCE, los analistas prevén una moderación en la política monetaria que lleve a los tipos a relajarse a partir del primer trimestre. “A partir de la primavera de 2023, la actividad económica recobrará un dinamismo creciente”, dijo Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España en un encuentro organizado por la Columbia Alumni Association Spain.

Calma en el mercado del gas

No es el único temor superado. La amenaza de cortes de gas en Europa, y también España, lleva retumbando desde el pasado julio. Nadie descartaba la limitación en el suministro a la industria hace apenas unos meses. Incluso el Gobierno incluyó esta hipótesis en su plan de supervivencia energética. Peores eran los pronósticos para otros países de la Unión Europea como Alemania, cuyo gobierno dibujó en dos de los cuatro escenarios previstos, un racionamiento energético. “No se ha materializado ese riesgo, que en los meses anteriores parecía muy factible, incluso en cierta medida contábamos con él”, afirma Fernández.

Neutralizadas las minas, la sorprendente calma que se respira promete seguir restando puntos a la tasa de inflación general. “Gracias a la rebaja de los costes de la energía y a las políticas del Gobierno, el IPC ha bajado cinco puntos en cinco meses”, dijo Calviño en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. La tendencia será a la baja hasta afianzarse en el 3,7% en 2023 y el 2,7% en 2024, según los cálculos del FMI. Aun así, las alarmas siguen fijas sobre la subyacente, que podría alcanzar el 4,5% de media el año que viene, según el consenso del Panel de Funcas. Calviño prevé que ésta tocará su máximo a lo largo del primer trimestre del año.

El indicador, que descuenta el precio de la energía y los alimentos no elaborados, cerró el pasado mes de diciembre en el 7%, 1,3 puntos por encima del índice general. Su evolución dependerá, en parte, del conjunto de medidas adoptadas por el Ejecutivo en los días de descuento de 2022.



“Son adecuadas y van en la buena dirección”, asegura Juan Ángel Lafuente, catedrático de economía financiera y contabilidad de la Universitat Jaume I, que no obstante señala a la importancia de reducir el volumen de déficit y deuda pública que mantiene España. Para ello, el Estado cuenta con un ‘colchón’ de casi 33.000 millones de euros fruto del exceso de recaudación tributaria acumulado hasta noviembre del año pasado. La deuda pública será en 2023 el 112,1% del PIB, tras cerrar 2022 en el 112,8%, para bajar al 110% el año que viene y hasta el 109% un año después.

El riesgo es claro, y no afecta solo a España. El informe ‘Global Risks Report’ laborado por el Foro Económico Mundial, MARSH y Zurich Insurance Group, señala al desvío de la deuda pública como uno de los grandes problemas económicos de los próximos años, más si cabe en pleno periodo de normalización monetaria. “Un endeudamiento excesivo puede derivar en el colapso de ciertos Estados”, alertó José María Carulla, Managing Director de la consultora de riesgos en España.

Mucho depende del acierto del BCE durante los próximos meses, “un ajuste excesivamente agresivo de la política monetaria podría complicar el escenario”, afirma Funcas. También de la capacidad del Ejecutivo para restar puntos al déficit. Un problema estructural que la retirada de las compras de deuda por parte de la institución monetaria podría acentuar. La sostenibilidad fiscal dependerá de la credibilidad de España a la hora de cumplir con la corrección de los desequilibrios y de la mano de Sánchez para procurar un mayor impacto de las inversiones pactadas en la economía real.

El reto de los fondos europeos

La economía española cuenta con otro gran puntal. Los fondos ‘Next Generation’ contendrán gran parte del impacto negativo anticipado hace meses. Todo depende de la mejora en la gestión por parte del Gobierno. Sin embargo, en 2022 el impacto ha sido limitado. “De los fondos gestionados directamente por la Agencia General del Estado (AGE), habrían llegado a la economía real unos 11.000 millones, a través de subvenciones y licitaciones ya resueltas, es decir, un 37,7% del total comprometido”, afirma el informe del ‘Plan de recuperación en la economía real’, elaborado por la Unidad Next Generation de LLYC.

La consultora apremia al Ejecutivo a darse prisa en buscar destinatarios de los fondos que el 31 de diciembre quedaron sin asignar, y pone un listado de tareas necesarias para consolidar el impacto de la financiación europea.

Por un lado, insiste en la necesidad de reforzar los efectivos de los órganos de la Administración Pública dedicados a ello. También piden a Estado y Comunidades Autónomas coordinarse con mayor acierto, ampliar los topes de ayudas en las convocatorias para atraer proyectos más ambiciosos o mejorar la transparencia apostando por información en tiempo real. Además, el informe solicita a la Comisión Europea ampliar el plazo de finalización de los desembolsos más allá de 2026, “es manifiestamente insuficiente a la hora de realizar proyectos ambiciosos”, apunta.

Esto tiene su reflejo en las cifras disponibles. En 2022 se han adjudicado 368 millones de euros menos que en el año anterior. Una caída que los expertos justifican por la menor participación en las convocatorias afectadas por la concreción del Plan de Recuperación y Resiliencia. A ello se suman los “largos y complejos procedimientos administrativos”, que según LLYC, dificultan la velocidad y el volumen de las inversiones en renovables e infraestructuras de carácter transformador.

Mayor certidumbre presenta la buena marcha del mercado laboral, vital para evitar la recesión. La mayoría de expertos coinciden al vaticinar un 2023 sin sobresaltos en cuanto al desempleo. ” Se prevé la creación de casi 100.000 empleos netos durante el presente ejercicio, y de 250.000 adicionales en 2024″, apuntan los analistas de Funcas que calculan una leve reducción de la tasa de paro hasta el 12,3% este año y el 11,5% el que viene. Aun así, la cifra seguirá siendo una de las más altas entre todos los países de la Unión Europea.

El despertar de China

Además, fuera de las fronteras españolas se gesta la resurrección de la economía china. El gigante asiático se presenta como un arma de doble filo. La reactivación del país, tras el parón de la persistente pandemia de la Covid-19, podría impulsar las cifras de la mermada economía global. Sin embargo, la vuelta de un actor tan poderoso como Pekín al tablero internacional, podría tensar más los mercados energéticos elevando el precio del petróleo y del gas natural licuado.

“Habrá que estar pendientes del despertar de China. Si dirigen la apertura a estimular su economía o si por el contrario toman la baza de la rivalidad geopolítica”, afirma Carulla. El informe señala a la rivalidad por los recursos, como uno de los grandes riesgos en el corto y medio plazo.

China creció en 2022 un modesto 3%, fruto de los confinamientos y la estricta política que que el gobierno de Xi Jinping puso fin el pasado mes de diciembre. La cifra coincide con el recorte histórico de la natalidad. Su población se ha reducido por primera vez en 60 años.

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