Las Administraciones nos toman por tontos

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Tal cual. Tanto el Gobierno, como las Administraciones regionales y también los Ayuntamientos nos han debido de ver cara de imbéciles. Por un lado, está Europa rompiendo lanzas en favor de la electrificación, por otro los ciudadanos de a pie que no sabemos ya ni a qué atenernos, porque los bandazos son constantes, y en medio los gobernantes que parecen reírse de nosotros.

Lo digo, en el caso concreto de España, porque recientemente Anfac (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones) ha publicado los datos referidos al número de puntos de carga en nuestro país. Reconoce que hemos ido avanzando en favor de la electromovilidad, pero a cierre de 2022 lo cierto es que sólo contamos con 18.128 puntos de recarga de acceso público. 

Así, desde luego, será complicado, por no decir imposible que alcancemos el objetivo marcado para este año 2023, que es de 45.000 puntos de recarga públicos. Si miramos a 2025 cuando está previsto que se alcancen los 110.000, ya no te quiero ni contar. Y los 340.000 para el 2030 suenan literalmente a ciencia ficción…

En todas las encuestas y estudios que van saliendo, además del precio de los eléctricos, se indica la falta de infraestructura como uno de los handicaps para dar el paso a la electromovilidad. Y a este ritmo que vamos, está claro que no parecen querer que nos compremos coches enchufables. Aunque quizás la solución del coche eléctrico podría haber llegado: esta batería se carga en 5 minutos.

¿Hay que dar el paso al coche eléctrico?

Si ese es su deseo, si pretenden que el número de emisiones se reduzca drásticamente, es necesario un mayor compromiso por parte de las Administraciones y medidas contundentes y eficaces, como descuentos directos a la hora de la compra (nada de Plan Moves -Plan Moves III, esta es la verdadera situación y los fondos que quedan en España-).

Mientras tanto, yo a lo mío. Aunque en mi casa tenemos ya un eléctrico, hace unos meses me estaba planteando comprar un BMW Serie 5 y no lo he olvidado. Lo que pasa es que tengo a mi compañero Luis I. Guisado pinchándome para que me vaya a Pamplona porque ha visto un Serie 3 E46, el 318i de 143 CV, “que está para comprarlo: pocos kilómetros, bien de chapa, con Etiqueta de la DGT…”. 

En su día llegué a probarlo y recuerdo vagamente su tacto duro de embrague, dirección y cambio, así como su interior sobrio, muy alemanote de aquella época. ¡Cómo han cambiado los BMW, la verdad!

El bueno de Luis me ha planteado otras opciones, pero como tiene la cabeza como la tiene (a veces dudo si encima de los hombros), me ha llegado a pasar un enlace con un Lancia Lybra SW del año 2004. Con Etiqueta B, eso sí. Pero no lo veo…

El caso, por no irme más por las ramas, es que supongo que me ocurre como a ti, que en lugar de estar pensando en comprar un coche nuevo, mientras se calman las aguas, prefiero tirar a un usado fiable y solvente de gasolina que me vaya dando servicio. 

Y no soy el único, porque según Faconauto (patronal que integra las asociaciones de concesionarios oficiales de las marcas automovilísticas y vehículos industriales), la gasolina es la opción más valorada para comprar coche y el diésel queda por debajo de las alternativas híbridas. Y esta misma patronal acaba de publicar que por cada vehículo nuevo se vendieron en abril 1,8 usados.

Veremos en que acaba todo esto. Lo de los eléctricos y lo de la compra de mi coche. Ya te contaré.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o AUTO BILD.

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